Desde la aparición y conocimiento del VIH hasta que se destinaran partidas presupuestarias tanto públicas como privadas para su tratamiento, pasó tiempo.
Una de las enfermedades más letales de finales del siglo XX hizo que la educación, la precaución y los consejos tuvieran que llegar hasta toda la población, independientemente de la situación económica y social de la persona, de dónde residiera o de su nivel educativo. Cuando parecía que ya frenaba, volvían a publicarse datos que demostraban que se estaba lejos de erradicar.