Cuando ya parecía que habría que esperar años para dar con algo que mejorara la vida de los seropositivos, parece que una terapia experimental está a punto de poner patas arriba esta enfermedad.
Ya pasó al pasado el tiempo en el que los que se contagiaban veían cómo su vida se iba al traste, cómo no había ni cura ni nada más allá de la prevención en la que se invirtió durante años.